UN BOLSO PARA MARÍA.

Para terminar por hoy,


os voy a contar una anécdota


 que me ocurrió hace ya muchos años.


Cuando por algún lugar aparecía o sonaba la palabra Andorra...



De repente a mis amigas y a mí
nos entraba la risa floja...



Esa risa que no puedes controlar...
al darte cuenta,
del ridículo tan grande
que Yo había hecho.



Todo ocurrió una noche de copas,
en mi época universitaria.



Terminamos en un piso
jugando al pictionary
Un juego novedoso en aquella época.

Todos sabréis,
que consiste en dibujar la palabra que te aparece en una tarjeta, 
y tu compañero de juego la debe adivinar.




El caso es que me tocó de pareja,
 con el guapo del grupo.
!QUE GUAPO¡



Madre mía.... 
yo su compañera...
!!!Que nervios!!!


Al fin, nuestro turno.
Yo dibujo...
que soy muy mala adivinando...


Y dale que te pego...
Dibujaba un mapa de España...
Y marcaba abajo....abajo...



¿Ceuta?
¿Melilla?
¿África?
Me preguntaba él, 
mientras pronunciaba con su sonrisa
aquellos maravillosos hoyetes.



Y yo gesticulaba...
otro....otro....
Y todos decían,
no hay otro Espe..



Y yo no podía pensar,
ni recapacitar.




Aquellos hoyetes




Hasta que después de un buen, 
pero que buen rato,
me di cuenta...
de que yo estaba pensando en un sitio donde por aquellos tiempos,
 todo se podía comprar barato...barato...



ANDORRA...




Ya te vale...
Esperanza.




Han pasado cerca de 20  años, 
y gracias a Dios,

sigue con los mismos hoyetes, 
y la misma sonrisa, 

pero ya no se acuerda de que coloqué Andorra en el sitio de Melilla.




María, 
cuando me dijiste que vivías en Andorra,
 por un momento me entró aquella risa floja, 
que tan buenos momentos me hizo pasar.

Espero que te guste.

Un besazo.
Y por hoy me despido.




LA ESTRELLA DE GUILLE


MI  LONE  STAR

Os contaré la historia
de esta bonita estrella.




En diciembre de 2011,
 Mi mano derecha del patch,
Carolina y yo, 

teníamos muchisimas ganas de coser una estrella de ocho puntas.


La famosa Lone Star.




Cuando empiezo un trabajo,
me lo planteo de dos maneras completamente diferentes.




O bien, quiero hacerle algo a ALGUIEN,
 y busco aquello que creo que le vaya a gustar.




O bien, 
hago algún diseño que me gusta muchiiiiiisimo.
Y después le encuentro ese ALGUIEN.... 
al que le encaje perfectamente.




Ahí andaba yo....
cortando, cosiendo....
planchando...

Cuando de pronto... me di cuenta de la manía obsesiva 
que tengo por contar las piezas de patchwork.

Me encanta saber cuantas piezas distintas coso.


1,2,3.....100,101,....etc.

En ese momento, se me vino a la mente
una anécdota de septiembre del 2009.


Nos llevamos a los peques a visitar París.

Isaac tan solo,

tenía cuatro años.
Guiller ya tenía seis. 

Se empeñó en subir a ver la famosa campana de Notre Dame.



Delante de él, iba su padre, detrás Pipo.
Guiller iba con la cabeza gacha, 
no hablaba...
Guiller, te mareas?
Guiller no contestaba.
Guiller, paramos?
Guiller seguía sin contestar...
Al llegar al último escalón...
subió muy serio la cabeza.
Por fín habló:
387 escalones.


Esta estrella solo podía ser para él.




Después de tres años, al fin la terminé.
La cosí rápida a máquina.




Pero la acolché lenta, a mano.



Que decisión más buena...
Que bonita queda.
Guille,

La mayor satisfacción que me puedes dar...
es que la uses, la arrugues, la mimes,
la quieras.



Tan solo eso le dará vida.
Te adoro Guille.

Tiempo después la terminó Carolina y así de bonita le quedó.